Rodney Brooks advierte: invertir en robots humanoides es tirar el dinero
Rodney Brooks, experto en robótica y cofundador de iRobot, advierte que invertir en robots humanoides como los de Tesla es un despilfarro de dinero debido a sus limitaciones sensoriales y riesgos de seguridad, sugiriendo que el futuro de estos dispositivos podría alejarse de la imitación humana hacia formas más funcionales. Su crítica resalta que las promesas de las empresas son a menudo meramente marketing sin una base tecnológica sólida.
Rodney Brooks, reconocido experto en robótica y cofundador de iRobot, ha lanzado una dura advertencia a los inversores en robots humanoides: "Estáis tirando el dinero". En un contexto donde empresas como Tesla promocionan modelos como Optimus a través de vídeos preparados, Brooks critica con contundencia la viabilidad real de estos desarrollos tecnológicos.
Una voz autorizada en la robótica
Rodney Brooks es una de las figuras más influyentes del ámbito robótico. Además de ser cofundador y actual director de tecnología de iRobot, empresa famosa por sus robots aspiradores Roomba, Brooks es un miembro activo de la Academia Australiana de Ciencias. También ocupa un cargo como profesor de robótica en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y ha sido director del Laboratorio de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial del MIT. Con el establecimiento de Rethink Robotics, Brooks ha continuado su legado en el campo de la robótica.
Su más reciente ensayo, titulado "Por qué los robots humanoides nunca tendrán destreza", expone sus preocupaciones sobre el marketing y las expectativas que generan las empresas que intentan comercializar robots humanoides.
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El engaño de los robots humanoides
Brooks señala que la percepción pública de los robots humanoides, fabricados para asemejarse a los humanos en apariencias y capacidades, es engañosa. Un argumento fundamental en su crítica se basa en la diferencia clara que existe entre los humanos y los robots: los seres humanos poseen aproximadamente 17.000 receptores sensoriales de tacto en sus manos, una cifra que los robots actuales ni se acercan a igualar.
A su vez, Brooks menciona que, aunque la inteligencia artificial generativa se ha nutrido de datos a lo largo de más de 40 años, la información relacionada con el tacto es escasísima. Esta carencia de datos afecta la capacidad de estos dispositivos para realizar tareas que requieren complejidad táctil, fundamental en la interacción con los humanos.
Preocupaciones de seguridad
Además de las limitaciones en percepción sensorial, el experto destaca otro aspecto crucial: la seguridad. Un robot humanoide, con dimensiones y peso similares a los de un ser humano, plantea serios riesgos en entornos compartidos. Brooks alerta que la inercia de un robot de este tipo, al moverse o girar, podría ocasionar lesiones graves a quienes se encuentren próximos. En el peor de los casos, una caída accidental podría ser fatal.
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Aunque se han diseñado robots más ligeros, esto a menudo conlleva a compromisos en su productividad. En esta dimensión, Brooks apunta que un mayor poder y robustez, que facilitaría ciertas tareas, también conlleva un incremento en el peso del dispositivo, complicando su operatividad.
Futuro de los robots humanoides
Brooks esboza un futuro en el que, a lo largo de los próximos 15 años, los robots humanoides que conocemos hoy podrían haberse transformado notablemente, distanciándose de la forma humana. En lugar de parecerse a los humanos, estos robots podrían adoptar formas más funcionales, incluyendo ruedas, múltiples brazos, y sensores avanzados, optimizando así su capacidad para realizar tareas específicas.
La convicción de Brooks es clara: aquellos que actualmente invierten en robots humanoides están desperdiciando sus recursos. Para él, las demostraciones y videos de iniciativas como Optimus y productos de la empresa Figure no son más que costosos experimentos que carecen de un camino claro hacia la producción en masa.
Reflexiones finales
Las afirmaciones de Rodney Brooks parecen despertar un amplio espectro de cuestionamientos sobre el futuro de los robots humanoides. Mientras que las tendencias actuales sugieren un interés creciente por parte de los inversores y el público, las bases que sustentan tales innovaciones parecen frágiles según la perspectiva de un experto. Las capacidades reales de estos robots para realizar tareas cotidianas y cumplir con la funcionalidad esperada están en la incógnita, reforzando la idea de que gran parte de lo que se muestra es simplemente márquetin sin fundamento.
El análisis de Brooks aporta una clara luz sobre el futuro de la robótica humanoide, y resulta imperativo considerar su postura en un momento donde la automatización y la inteligencia artificial son el centro de atención en múltiples sectores.
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