sábado, 6 de diciembre de 2025
Salud 4 min de lectura

Leche entera o descremada: ¿Cuál es la mejor opción para tu salud?

La elección entre leche entera y descremada es más compleja de lo que parece, según investigaciones recientes que revelan que ambos tipos de lácteos tienen un impacto neutral en el riesgo cardiovascular, aunque un mayor consumo de leche entera se asocia con un aumento en la mortalidad cardiovascular; se sugiere que una dieta equilibrada que incluya fuentes de proteínas vegetales y grasas saludables es fundamental para mantener una buena salud.

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Leche entera o descremada: ¿Cuál es la mejor opción para tu salud?
Imagen generada con Google Nano Banana

La elección entre leche entera o descremada ha sido durante años un tema de debate entre nutricionistas y consumidores. Aunque la recomendación general ha sido optar por lácteos bajos en grasa debido a los posibles riesgos asociados a la grasa saturada presente en la leche entera, investigaciones recientes están desafiando esta noción y sugiriendo una mirada más matizada sobre el tema.

La salud de la leche entera en cuestión

La alarma sobre el consumo de leche entera se encendió en la década de 1960, cuando estudios internacionales indicaron una conexión entre un alto consumo de grasas saturadas y un aumento en la frecuencia de ataques cardíacos. Investigaciones posteriores confirmaron que estas grasas pueden elevar los niveles de colesterol total y LDL, conocido como colesterol "malo". Como consecuencia, muchos productos lácteos fueron reformulados para sustituir la grasa láctea por carbohidratos refinados o azúcares, aunque estas alternativas no demostraron ser necesariamente más saludables.

En años recientes, grandes estudios de cohorte han seguido a cientos de miles de personas a lo largo de décadas, descubriendo que el consumo de productos lácteos, ya sean enteros o bajos en grasa, tiene un impacto "neutral" en el riesgo cardiovascular. Esto significa que no se observa un aumento significativo en las probabilidades de sufrir un infarto o un accidente cerebrovascular.

Sin embargo, este enfoque "neutral" necesita consideraciones adicionales. En los estudios mencionados, los lácteos fueron comparados con alimentos comúnmente consumidos en la dieta estadounidense, como bebidas azucaradas, carnes procesadas y cereales refinados, que tampoco se caracterizan por ser saludables. Por lo tanto, la ausencia de un riesgo mayor no implica necesariamente que los lácteos brinden protección contra enfermedades.

Un análisis que estudió a más de 200.000 adultos estadounidenses reveló que un mayor consumo de leche entera se asociaba con un aumento en la mortalidad cardiovascular y total. Por otro lado, sustituir productos lácteos por fuentes de proteínas vegetales, tales como nueces, legumbres o soja, se relaciona con una disminución en el riesgo, mientras que reemplazarlos por carne roja incrementa dicho riesgo.

¿Cuál es la opción más conveniente?

Walter Willett, médico y profesor de epidemiología y nutrición en la Universidad de Harvard, sugiere que la clave está en contemplar la alimentación como un sistema de reemplazos. Decidir entre leche entera o descremada puede ser menos importante que considerar los alimentos que ocuparán el lugar de las calorías que se excluyen.

Willett aconseja que reemplazar la grasa láctea por grasas insaturadas de origen vegetal, como el aceite de oliva, canola o soja, puede aportar beneficios significativos. Adicionalmente, se sugiere priorizar los lácteos fermentados, como el yogur o ciertos quesos, que han demostrado tener efectos más positivos en la salud en diferentes estudios.

La cantidad de lácteos consumidos también es crucial; una porción diaria de lácteos enteros probablemente tendrá un impacto mínimo en la salud cardiovascular.

Más allá del vaso de leche

La cantidad de grasa en la leche entera es aproximadamente del 3,25%, mientras que la leche baja en grasa tiene entre un 1% y un 2%, y la descremada solo alrededor del 0,5%. Sin embargo, todas estas variedades ofrecen nutrientes esenciales, como proteínas, calcio, vitaminas y minerales. La principal diferencia radica en el contenido calórico y la calidad de la grasa.

De este modo, en lugar de centrarse exclusivamente en la decisión entre leche entera y descremada, las investigaciones sugieren que es más beneficioso observar la dieta en su totalidad. Incluir un mayor número de fuentes de proteínas vegetales y grasas saludables se presenta como un enfoque más eficaz que simplemente aumentar el consumo de lácteos, independientemente de su tipo.

Para aquellos que buscan alternativas directas a la leche de vaca, la leche de soya —preferiblemente con bajo contenido de azúcar— se destaca como una de las opciones mejor respaldadas científicamente.

La elección entre leche entera y descremada no es tan sencilla como parece. La evidencia actual sugiere que una alimentación equilibrada, rica en opciones saludables, es esencial para mantener una buena salud cardiovascular.

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Última actualización: hace 1 hora
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Por Redacción Liven